El temor es doble. El primero, expresado en reiteradas oportunidades por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es que los países del sur no estén preparados ante el nuevo virus A (H1N1).
Y también se teme que la lucha contra el sida y el paludismo pase a un segundo plano, cuando estas enfermedades representan "pandemias de nivel 6+++", como dice Michel Kazatchkine, director del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y el Paludismo.
"Estamos exagerando. Esta es la pandemia de la indecencia", lamenta Marc Gentilini, ex presidente de la Cruz Roja francesa y ex jefe de servicio de las enfermedades infecciosas y tropicales en el hospital parisino La Pitié-Salpêtrière.
"Es un nuevo ejemplo de la enorme distancia que existe entre el norte y el sur", declaró a AFP el profesor Kazatchkine.
"En el norte almacenamos vacunas, medicamentos, tomamos el riesgo de que estos medicamentos resulten ineficaces, disponemos de medios de diagnóstico. En el sur, no hay medios, diagnósticos ni tratamientos", afirma.
Estados Unidos prevé la vacunación prioritaria de 160 millones de personas de riesgo. Londres encargó 132 millones de dosis, España 37 millones. Japón dispone de 38 millones de antivirales, Francia de 33 millones. En Egipto, uno de los países más afectados por la gripe aviaria (H5N1), se almacenaron solamente 2,5 millones de dosis de Tamiflu.
La cifra de mil millones de euros anunciada por Francia para el pedido de vacunas (94 millones de dosis, y una opción para 34 millones más) despertó la polémica.
El médico francés Bernard Debré, diputado del derechista partido UMP en el poder, consideró recientemente que la movilización "sólo sirve para asustarnos".
"Mil millones de euros para una vacuna de la que no sabemos absolutamente nada, es muy precipitado", considera el profesor Gentilini. "Es dinero que podría servir para otra cosa", dice, y denuncia una situación "éticamente inaceptable".
El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida "entrega entre 2.500 y 3.000 millones de euros por año, y consideramos que con esos fondos salvamos a 3.000 personas por día", subraya Kazatchkine.
La ministra francesa de Salud, Roselyne Bachelot, justifica la movilización del gobierno francés por el temor de que la nueva gripe se propague mucho más cuando empiece el otoño.
"Por ahora el fin del mundo no está programado, pero podría ocurrir", ironiza Gentilini, que considera que "los políticos están con las manos atadas por el principio de precaución".
"Todo podría ser terrible, pero lo que es terrible es que el sida siga matando a 5.000 personas por día y que un niño de menos de 5 años muera de paludismo cada 40 segundos en África", subraya Kazatchkine.
Un grupo de expertos en tuberculosis, entre ellos el italiano Giovanni Battista Migliori, recordaba en junio en la revista médica The Lancet que esta enfermedad mató a 1,77 millones de personas en 2007.
"Las intervenciones en salud pública deberían ser guiadas por hechos, no por emociones, y siempre se debería tomar en cuenta la relación entre el costo y la eficacia", escribieron.
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