Gripe pandémica (H1N1) 2009 (Nota informativa núm. 5)-OMS
31 DE JULIO DE 2009 | GINEBRA -- Una investigación realizada en los Estados Unidos de América y publicada el 29 de julio en la revista científica The Lancet [1] ha indicado que las embarazadas infectadas por el virus H1N1 pandémico tienen un riesgo mayor de sufrir la forma grave o incluso mortal de la gripe.
De manera análoga, en varios otros países donde el virus pandémico se está propagando ampliamente se ha notificado un riesgo mayor en las embarazadas, particularmente en el segundo y tercer trimestres del embarazo. También se ha notificado un aumento del riesgo de muerte fetal o aborto espontáneo en las mujeres infectadas.
Aumento del riesgo en las embarazadas
Datos provenientes de pandemias anteriores apoyan también la conclusión de que las mujeres corren un riesgo mayor.
Aun cuando las embarazadas también están en mayor riesgo durante las epidemias de gripe estacional, el riesgo cobra aún más importancia en la pandemia actual, que sigue afectando a personas más jóvenes por comparación con las epidemias estacionales.
La OMS recomienda enérgicamente que, en las zonas donde la infección por el virus H1N1 sea extensa, las embarazadas y el personal sanitario que las atiende deben estar alerta ante la aparición de síntomas gripales.
Recomendaciones de la OMS para el tratamiento
El tratamiento con el antirretrovírico oseltamivir debe administrarse lo antes posible una vez que aparezcan los síntomas. Como los beneficios del medicamento son óptimos cuando se administra antes de transcurridas 48 horas de la aparición de los síntomas, el personal sanitario debe iniciar el tratamiento de inmediato sin esperar a conocer los resultados de las pruebas de laboratorio.
Si bien el tratamiento que se aplica en las primeras 48 horas reporta los mayores beneficios, también resulta beneficioso cuando se administra después de ese período. Entre las ventajas clínicas del tratamiento con oseltamivir cabe mencionar una disminución del riesgo de neumonía (una de las causas más frecuentes de muerte en las personas infectadas) y de la necesidad de hospitalización.
La OMS recomienda además que, cuando las vacunas antipandémicas estén listas, las autoridades sanitarias consideren la conveniencia de considerar a las embarazadas como un grupo prioritario para la vacunación.
Signos de peligro en todos los pacientes
A nivel mundial, la mayoría de los pacientes infectados por el virus pandémico presentan síntomas leves y se recuperan plenamente al cabo de una semana, incluso si no reciben tratamiento médico. El monitoreo de las cepas aisladas en muchos brotes epidémicos no ha dado indicios de que haya cambiado la capacidad del virus para propagarse o causar una afección grave.
Además del mayor riesgo comprobado en las embarazadas, los grupos que tienen mayor riesgo de contraer la gripe pandémica grave o mortal son las personas con problemas subyacentes de salud, muy en especial las enfermedades pulmonares crónicas (en particular, el asma), las enfermedades cardiovasculares, la diabetes sacarina y la inmunodepresión. Algunos estudios preliminares indican que la obesidad, en especial la de carácter extremo, puede ser factor de riesgo de una gripe más grave.
A pesar del panorama en gran medida tranquilizador, un reducido número de personas por lo demás sanas, generalmente menores de 50 años, sufren una gripe que se agrava rápidamente y a menudo causa la muerte; el cuadro se caracteriza por una neumonía grave que destruye el tejido pulmonar y la falla orgánica múltiple. Aún no se ha determinado ningún factor que permita pronosticar esta evolución, aunque se están realizando estudios al respecto.
El personal asistencial, los pacientes y quienes los asisten en casa tienen que estar alerta ante la aparición de signos de peligro que indican la posible progresión hacia una gripe más grave. Como esta puede evolucionar con gran rapidez, se debe buscar atención médica inmediata cuando en una persona con infección presunta o confirmada por el virus H1N1 aparezca cualquiera de los signos siguientes:
- sensación de falta de aire, ya sea en reposo o al hacer esfuerzos físicos;
- dificultad para respirar;
- aspecto azuloso o amoratado de la piel y los labios;
- esputo sanguinolento o de color anormal;
- dolor torácico;
- alteraciones de la conciencia;
- fiebre elevada que persista por más de tres días;
- caída de la presión arterial.
En los niños, los signos de peligro consisten en respiración acelerada, dificultad para respirar, torpor, dificultad para despertarse y pocas ganas o ninguna de jugar.
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