Así lo declaró al “Financial Times” su consejero delegado, Daniel Vasella, según el cual el grupo farmacéutico suizo podría estudiar la posibilidad de reducir el costo de esas vacunas para los países de bajos ingresos, pero no está dispuesto a su total gratuidad.
“Si uno pretende que la producción (de fármacos) sea sostenible, hay que crear incentivos financieros”, dijo Vasella, según el cual deben ser los propios países en desarrollo o los países ricos con sus programas de ayuda quienes paguen las vacunas.
Las palabras del empresario suizo suponen un desaire, según el diario británico, a la directora general de la OMS, Margaret Chan, quien declaró la pasada semana que la fiebre H1N1 representaba una pandemia y pidió a la industria farmacéutica “solidaridad” con los pobres.
La negativa de Novartis apunta a una división dentro del sector farmacéutico: así, el laboratorio británico GlaxoSmithKline se ha comprometido a distribuir gratuitamente entre los pobres hasta 50 millones de dosis de su vacuna contra la gripe.
Otros productores más modestos de los países en desarrollo quieren también distribuir gratuitamente un 10 por ciento de su producción.
Según Vasella, una proporción “importante” de las existencias de vacunas de Novartis ha sido ya reservada por algunos gobiernos, lo que puede generar problemas de abastecimiento incluso entre los países más ricos que pueden permitirse su costo.
Vasella estima el costo de una dosis en entre 10 y 15 dólares en el caso de pedidos importantes y algo más si los pedidos son de menor volumen o llegan más tarde.
Estados Unidos ha comprado mientras tanto vacunas de Novartis contra el H1N1 por un total de 289 millones de dólares, aunque ese país tiene todavía que aprobar su uso.
Novartis es propietaria de Chiron, un laboratorio de EEUU que el viernes aseguró haberse convertido en el primero en desarrollar vacunas gracias a una técnica acelerada de base celular en lugar de recurrir a la producción tradicional en huevos.
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