miércoles, 7 de octubre de 2009

AH1N1, John Snow, el Valor de las Cosas Sencillas y mi BlackBerry


AH1N1, John Snow,
el Valor de las Cosas Sencillas
y mi BlackBerry

Quiero dar un gran saludo a todos mis amigos lectores. Hoy me siento motivado a reflexionar sobre las cosas sencillas. De antemano sé que a muchos de ustedes, puede que no les suene bien este tema, más aun, estando en plena época del BlackBerry y otros artefactos tecnológicos que le imprimen velocidad a la vida y lentitud al tiempo de reflexión.
Lo que estamos viendo con relación al comportamiento de nuestra sociedad con relación al AH1N1 es digno de registrarse. Vamos a dar comienzo a lo que me he propuesto.

Lo Primero:
Siempre he sentido admiración por John Snow (1813-1858), aquel brillante médico inglés que se destacó desde sus inicios por su brillante sentido de observación y análisis en el área de la Epidemiología. Muchos en el ámbito mundial lo consideran padre de ésta importante disciplina. Cuando en el otoño de 1848, hubo una segunda epidémia de cólera en Inglaterra, en aquel entonces, no se conocía la etiología ni la manera como se transmitía esta enfermedad. Para que mis lectores se ubiquen, Snow no tenía el conocimiento que usted tiene sobre el mecanismo de transmisión de las enfermedades, nunca manejó la idea de asociar bacteria, virus u otro agente microscópico con enfermedad tal como lo hacemos nosotros de manera rutinaria en éste tiempo, simplemente porque no existía.
Ahora bien, regresando a los tiempos de Snow(a quien yo calificaría como padre de los sistemas de información geográfica), él realizó unas acciones muy importantes. A principios de septiembre de 1854, un pequeño sector de Londres llamado Golden Square fue escenario de un brote epidémico de cólera de inusual intensidad, donde perdiron la vida de 500 personas en tan sólo 10 días. Como vecino del área, Snow sabía que la mayoría de los residentes del sector extraían el agua a partir de una bomba de uso público ubicada en Broad Street. Fiel a su novedosa hipótesis, que sostenía que el cólera se transmitía mediante la ingestión de una "materia mórbida" invisible al ojo humano, Snow planteó que el severo brote de cólera en Golden Square se debía a la ingestión de aguas contaminadas provenientes de esta bomba y se propuso, firmemente, demostrarlo. Para ello, tomó muestras de agua de la bomba de Broad Street y de otras cuatro bombas aledañas, comparando su aspecto macroscópico y microscópico. Encontró que el agua de la bomba de Broad Street tenía un aspecto más claro que las demás, sin embargo, vecinos del sector le informaron que el día anterior, sus aguas habían presentado un mal olor. Intrigado, registró los nombres y direcciones de 83 personas fallecidas en el área a causa del cólera, basándose en sus certificados de defunción y visitó algunas de sus casas, preguntando a sus moradores por la proveniencia del agua que habían bebido. Prontamente, confirmó que la mayoría de los moradores se abastecían de agua extraída de la bomba de Broad Street. Calculó la distancia entre la residencia de cada difunto y la bomba de agua más cercana, observando que en 73 de 83 casos era la bomba de Broad Street y que 61 de 83 difuntos bebían de sus aguas contaminadas en forma constante u ocasional. Entusiasmado por los hallazgos de su investigación, presentó los resultados ante la autoridad sanitaria local, quien decidió inhabilitar la bomba de Broad Street mediante la remoción de su palanca. Finalmente, Snow logró recabar antecedentes de algunas personas que abandonaron el sector al inicio de la epidémia y que luego fallecieron en otros puntos de la ciudad libres de cólera, demostrando que habían bebido agua extraída de la bomba de Broad Street días antes de morir. Todas las piezas del rompecabezas estaban en su lugar. Para ilustrar sus hallazgos, Snow confeccionó un mapa del sector, en el cual marcó los puntos correspondientes a defunciones por cólera y las distintas bombas de agua potable existentes, demostrando gráficamente la relación espacial entre las muertes por cólera y la bomba de Broad Street .
Creo que estarán de acuerdo conmigo que ese hecho histórico para la Salud Pública y para los Epidemiólogos es hermoso. Snow con su sencillez de pensamiento analítico nos dio una gran enseñanza.

Lo segundo:
Hace muchos años cuando trabajaba en el Ministerio de Salud de mi país, realicé una supervisión a los Distritos Sanitarios de mi estado. Recuerdo que la OPS había donado computadoras a cada una de esas jurisdicciones. El Epidemiólogo y Director Regional se sentían jubilosos por tener en su estado tecnología de información de última generación en sus unidades administrativas. Al querer constatar in situ esa “fantástica realidad que mis superiores percibían y declaraban convencidos”, comprobé que las computadoras estaban realizando cualquier cosa no relacionada con información epidemiológica, evidenciando incluso, que muchas de ellas que tenían algunos datos, los responsables no sabían lo que había en ellas(un desorden ordenado), en otros casos no había experticia ni siquiera en programas básicos de computación, y en muy pocos casos, la computadora estaba embalada tal como fue entregada por la OPS hacía meses.

¿Que aprendí de esa situación?:
Imagínese por un instante que John Snow le está visitando ahora, y usted como un gesto de cortesía y admiración le regala un BLackBerry…
¿Qué es lo que John Snow te va decir?
Simplemente:
- ¿Para qué es esta cajita?
¿Se parece a lo que les narré anteriormente?

Lo tercero
En otra ocasión visité y supervisé a una enfermera de Medicina Simplificada. ¿Las recuerda?. Les confieso mi admiración por aquel Programa, y mi profundo respeto por esas personas quienes lo hicieron posible. Una vez que comienzo la supervisión, ante mis preguntas de cuántas embarazadas tenía en su comunidad, cuántos niños en edad escolar y otras muchas que no recuerdo, esa humilde servidora tomó el tarjetero que llevaba en una cajita de madera, sacó sus fichas y con la rapidez de una computadora me dio la información que le solicité; es más, me informó cuantos perros había en su comunidad (para efecto del programa de Lucha Antirrábica…).

¿Que aprendí de ello?:
Me dije:
Aquí está la sencillez, la inteligencia y la efectividad de un John Snow……….

Para finalizar:
A pesar de que paso horas actualizando mi Blog de AH1H1 y que cada día es consultado por cientos de personas que reciben orientación con relación a ésta y otras enfermedades, siempre he buscado la manera de apreciar, de ver y de actuar dando mensajes de manera directa a quien lo necesite, en otras palabras, de interactuar con mí ambiente. En las últimas semanas he percibido que cuando hablan de Influenza AH1N1, muchos lo enfocan de una manera “mística”, “extraordinariamente mística”, eso ocurre sobre todo cuando hablan de medidas preventivas. Un ejemplo concreto: Hoy colaboré en una institución educativa dando información sobre medidas preventivas a los maestros. Mi slogan de la Charla fue: “…que lo extraordinario con relación a la prevención de la Influenza sea lo ordinario para ésta y cientos de enfermedades que debemos prevenir”. Entonces, resulta que usted puede hablar del gel que mata bacterias, del tapabocas N95, del Tamiflú, de cómo vas a realizar el filtro escolar y de miles de cosas más, y resulta que no le preguntamos a la gente de su acontecer, de su día a día, de su realidad. En mi caso particular los mismos maestros me dan la información de que los baños de su escuela que usan cientos de alumnos, tienen meses sin lavamanos, y no todo termina allí; el baño de los maestros tampoco lo posee. (me imagino que usted, frente a esta último hecho, tiene una sola interrogante que es obvia…). Por ello, tenemos que estar atentos cuando de prevención se trata, en descubrir la cotidianidad de la gente, detectar las limitaciones del ambiente, por que el agente en todas las charlas que he ido, lo caracterizan tan bien que a veces he pensado que el AH1N1 es el “centro del universo”. Por eso, hablen con la gente. Ellos mismos les dirán lo que quieren saber y al final le facilitarán lo que se tiene que hacer. Por eso les digo:

“…..Recuerden a John Snow, como pensó, como analizó su situación ante el brote epidémico de cólera y de esa manera apreciarán la efectividad y el valor de las cosas sencillas”.

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